7-octubre.- 2007
Osaré hacer una comparación entre la mecánica física y la que llamaré la mecánica sicológica, cuando intervienen en los movimientos sociales los complejos sistemas culturales y emocionales de los seres humanos, porque las encuentro comparables. Newton formuló su tercera Ley, la Ley de la acción y la reacción, así: a toda acción se opone una reacción igual y de sentido opuesto sobre el cuerpo que la produjo, ampliada con la Ley de acción y reacción débil: la acción y la reacción deben ser de la misma magnitud y de sentido opuesto (aunque no necesariamente deben encontrarse sobre la misma línea). Einstein amplió este principio diciendo, que efectivamente para toda acción habrá siempre una reacción, pero que es imposible determinar que partículas se moverán.
Con estos ingredientes me traslado al momento histórico actual, aunque podría valer cualquiera de la historia de la humanidad, tiempo y lugar; por ejemplo, los movimientos que están ocurriendo ahora en Birmania, donde las acciones de su Gobierno, acciones de fuerza de una dictadura militar, están produciendo reacciones en sentido contrario, sin que se hubiera podido predecir que elementos se iban a mover, como aquí han sido los pacíficos monjes budistas, que pueden arrastrar al resto de la población, siendo las represiones meramente temporales.
Dentro de las acepciones de la palabra resistencia, está la causa que se opone a la acción de una fuerza, a la que añadiendo una palabra, activa o pasiva, nos da dos tipos de resistencia bien distintos: la resistencia pasiva es la de aquellos que nada mas aguantan y soportan el peso del poderoso que a veces se apoya no en la fuerza de las armas sino en leyes injustas, siendo su reflejo la expresión: tu aguanta, ya en el otro mundo habrá justicia, esto no va a cambiar tu modo de ser y pensar, o en un sistema democrático correcto, esto se cambia con unas elecciones, etc., que a la larga, si se hace insoportable acumulando resentimientos, termina en una explosión de violencia contra el opresor o mal gobernante, según el principio de acción-reacción; la resistencia activa por el contrario es la que transforma las situaciones de injusticia con métodos pacíficos pero no por eso menos contundentes, siempre y cuando se hagan con tesón, continuidad, y convencimiento en el éxito a un plazo mas o menos largo; significaría la renuncia a hacer o cumplir algo, y de aquí todos sus derivados como la desobediencia civil, cuya forma mas suave es la llamada objeción de conciencia, que es la negativa a realizar actos o servicios invocando motivos éticos o religiosos, siendo el mas conocido la negativa a realizar el servicio militar obligatorio, tema ya histórico desde que las fuerzas armadas se nutren de voluntarios, conseguido al modificar las leyes por la resistencia de algunos; o la de los médicos que se niegan a practicar abortos, y alguna mas, y puede haber resistencias a la modificación de estructuras políticas históricas o al adoctrinamiento sibilino de las conciencias de los mas jóvenes. Esta resistencia de la no violencia la manejó hábilmente Gandhi hasta conseguir la independencia colonial de la India del Imperio Británico, pero que necesitó del convencimiento de sus seguidores, y soportar encarcelamientos y golpes, a lo que no está dispuesto todo el mundo y de ahí que no sea fácil en el cómodo mundo occidental, y mas concretamente, el español, bajo el paraguas de una partitocracia que no usa la violencia física, pero si la violencia intelectual mas o menos descarada.
Pero las acciones en un sentido están produciendo reacciones sociales, a veces inconexas, envueltas en nebulosas en las que no todos ven con claridad, con reacciones apenas emergentes; falta como diría Einstein, saber que partículas se moverán algún día: ¿el rey? ¿el ejercito?¿algún partido político? ¿la iglesia? ¿los padres de familia con hijos en edad escolar? ¿los parados? ¿los emigrantes? ¿los nacionalistas? (¿?) La resistencia activa pacifica nunca debería obviarse, antes de que pueda trasformarse en una resistencia violenta; y a la historia me remito.
martes, 13 de noviembre de 2007
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