Avila, 7 de septiembre de 2.003
LOS VALDERRÁVANO EN LA CATEDRAL
El apellido Valderrávano tiene un amplio historial, sobre todo aquí en Avila, especialmente durante los siglos XIV al XVI. Originario de las montañas de León, su escudo nobiliario consta de tres fajas de sable, con bordura de plata con ocho ruedas de carro de sable.
Interesantes son algunos de los personajes que llevaron este apellido, muchos de los cuales fueron enterrados en Avila, principalmente en la iglesia de san Francisco, donde con la desamortización, saqueos, vaquería, almacén y la última reforma para auditorio municipal, no sé si quedará algo de estas sepulturas; allí, según Gómez Moreno, Don Rodrigo Dávíla y Valderrávano, obispo de Plasencia (1471-1496) fundó una hermosa capilla de planta octogonal, y que con su bóveda estrellada algún día podremos admirar. La segunda capilla a la derecha desde la entrada la fundó para enterramiento de la familia, Don Pedro González de Valderrávano, en el siglo XIV, siendo alcaide del Alcázar de Avila; la reedificó su nieto Fernán González Dávila y Valderrávano, cuyo sepulcro estaba en medio de la Capilla. Un hijo de este, Rodrigo de Valderrávano, construyó el castillo o casa fuerte almenada de Narros de Saldueña, en plena Moraña, hoy restaurado y habitado, de propiedad privada, curioso y poco conocido, por estar alejado de cualquier ruta turística tradicional.
Otros Valderrávano dignos de mencionar pueden ser: Andrés de Valderrávano, compañero de Núñez de Balboa, que escribió la Crónica de la Conquista de las Indias y actúo como escribano levantando acta muy meticulosa del descubrimiento del Océano Pacifico. Y en el campo de las artes, el vihuelista Enrique de Valderrávano (1500-1557), inventor del término musical "fuga" que aparece por primera vez en su Libro de música de vihuela intitulado " silva de sirenas".
Pero volvamos a nuestra catedral del Salvador, donde los Valderrávano tuvieron su zona de enterramiento en la Capilla de San Ildefonso, donde hay algunas curiosidades (mas detalles en la obra de Don Eduardo Ruiz Ayucar, Sepulcros artísticos de Avila). No se trata de una capilla cerrada; está situada a la derecha entre el brazo del crucero y la nave lateral, frente a la pared del coro. En el muro, Don Pedro de Valderrávano, muerto en 1465, con el frente de pizarra o piedra negra de Toledo, donde su escudo tiene como tenantes, según Don Manuel Gómez Moreno, "un mono tirando del pelo a una negra". Estas mismas figuras, casi idénticas pero sin escudo, son las que están en el cierre izquierdo del trascoro, y tal vez podrían ser, según la opinión de Gutiérrez Robledo, restos reutilizados del taller de Juan Guas. Este mono sin cola atado con una cadena, tan grande como la mujer, es poco creíble, y la mujer negra puede interpretarse dado el color negro de la piedra. En cualquier caso ignoramos el por qué de estas figuras, aunque algunos autores lo despachen diciendo que era muy corriente en la época, esta representación de salvajes peludos. Enfrente está el sepulcro de Don Alonso González de Valderrávano, Deán de la Catedral, muerto en 1478. En su frente y como tenantes del escudo, dos hombres barbudos cubiertos de escamas o vellón, pero con caras normales y sonrosadas. Si meritorio es todo el conjunto del sepulcro, a visitar, no lo es menos su emplazamiento, situado entre dos pilares muy juntos, con un macizado intermedio que los une, como una estrecha pared, que no se corresponde en una teórica simetría, con el pilar que existe en la nave izquierda. Esta llamativa irregularidad, entre otras muchas que tiene nuestra catedral, pudo ser debida a un terreno de cimentación defectuoso, o a la modificación que sufrió el primitivo proyecto románico, al suprimir el triforio, que daría la vuelta a la girola, al crucero y a las naves laterales, y pasar de cinco naves a tres. Estas "imperfecciones" hacen a nuestra catedral mas interesante y mucho mas humana.
sábado, 10 de noviembre de 2007
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