20-agosto-2003
UN REPROBO POLÍTICO EN LA CATEDRAL
Si la voluntad de la Iglesia se moviera según las tendencias políticas de los hombres, seguramente, tal vez, quizá, acaso, don Claudio Sánchez Albornoz no estaría enterrado en el claustro de la Catedral del Salvador, de Avila. Republicano de pura cepa, ítem mas, Presidente del Gobierno de la República en el exilio, fue un gran historiador de España, al cual se recurre hoy día para aclarar problemas históricos de la misma, y sobre todo, fue un cristiano que no perdió la fe de sus padres. Como mas, podría haber sido enterrado en el cementerio civil de Avila, junto a su familia, según su última voluntad por el manifestada con cierta nostalgia. Quiso morir y ser enterrado en Avila, salvando todas las distancias, como Santa Teresa. Y dio la casualidad que por aquel entonces la Diócesis la regentara un Obispo, al que la historia le hará justicia por algunos sinsabores pasados, aquí y en el Vaticano, D. Felipe Fernández García, que con su temple liberal y su carácter de berciano leonés, autorizó que D, Claudio fuese enterrado en el Claustro de la Catedral. Se buscó un sitio digno, y allá, a los pies de la primitiva puerta de comunicación de la Sacristía con el claustro, que sirve de fondo a su lápida sepulcral, puerta tapiada, ya que por el otro lado Isidro de Villoldo y Juan Frías, hacia el 1550, colocaron el magnifico altar de alabastro, con la figura central en la predela de San Bernabé, por lo que esta Sacristía principal también se la llama Capilla de San Bernabé, apóstol y compañero de San Pablo en las primeras épocas de evangelización. Era muy apreciado por ser "un buen hombre, lleno de fe y del Espíritu Santo" ( Hechos 11 -24 ). Al otro lado, está enterrado Don Claudio, y en su lápida reza en letra gótica: "ubi autem spirítus domini, ibi libertas" (II -Cor. 3-17), "donde esta el Espíritu del Señor, ahí esta la libertad", ¿acaso no es curiosa esta coincidencia?
El año próximo, la exposición de Las Edades del Hombre, que tratará de Pentecostés, y de la Evangelización, con el añadido de la conmemoración de la muerte de Isabel la Católica, pasara por encima de la sepultura de Don Claudio, lógicamente porque este no es el fin de la temática e hilo continuo de todas las exposiciones de Las Edades; y así debe ser. Pero al menos, recordemos aquí y ahora a Don Claudio en uno de los párrafos de su gran obra, La Edad Media española y la empresa en América, donde cualquier frase sería objeto de un nuevo tratado de la Historia de España: " siempre en permanente actividad colonizadora, siempre llevando hacia el Sur el romance nacido en los valles septentrionales de Castilla, siempre propagando las doctrinas de Cristo en las tierras ganadas con la espada, siempre empujando hacia el sur la civilización que alboreaba en los claustros románicos y góticos de catedrales y cenobios, siempre extendiendo hacia el mediodía ¡as libertades municipales surgidas en el valle del Duero, y siempre incorporando nuevos reinos al Estado europeo, heredero de la antigüedad clásica y de los pueblos bárbaros, pero tallado poco a poco, por obra de las peculiaridades de nuestra vida medieval, en pugna secular con el Islam". Posiblemente este párrafo grabado en piedra o simplemente impreso al lado de su tumba, estaría mejor que ese resto arqueológico que ahora tiene apoyado en la pared; tal vez, acaso, quizá, no lo sé, daría una cierta explicación al porque esta enterrado allí.
miércoles, 7 de noviembre de 2007
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