jueves, 24 de enero de 2008

EL MARRASQUINO

Ávila, 30 de octubre de 2005 No me gusta cierta práctica política, como no me gustan los rollitos de primavera, porque no se que pasa en la cocina de los partidos políticos ni en la de los chinos; pero quiero ejercer mi derecho a opinar, en clave de humor gris, y que cada cual lo traduzca según su leal saber y entender. Si te meten un dedo en el ojo, lo primero es pegar un brinco y soltar un taco o darle un mamporro al que lo ha hecho; pero ocurre que a veces la otra persona suele decir: ¡pues no se por que te pones así, no es para tanto! Si el dolor se te pasa con un poquito de agua que alivie el enrojecimiento y mitigue el lloriqueo, aquí no ha pasado nada y todos tan amigos. Pero si esto perdura, vas al médico y dice que te vas a quedar tuerto ¿Qué haces? Alguien nos está metiendo el dedo en el ojo, y además esta diciendo, como Gila, que si no sabes aguantar las bromas, ¿recuerdan?, la del maestro que dormido le pusieron unos cartuchos de dinamita, y ¡pum!, y luego va su mujer, la tía desgraciada, y se enfada, y la dicen eso, que si no sabe aguantar las bromas que se vaya del pueblo. Por los años cuarenta surgió una canción del maestro Quiroga que se hizo muy popular, porque aparte de tener su gracia, es de múltiples aplicaciones por similitud, y especialmente al mundo de la política. El tema era muy sencillo sobre la discusión del lugar de nacimiento de una cantante, la Parrala, que nadie sabia donde había nacido, y unos decían que si, y otros decían que no, hasta que Trini la Parrala se soltó a cantar, y aparentemente se fue por los cerros de Úbeda. “Que si, que si, que si, que a la Parrala le gusta el vino, que no, que no, que no, ni el aguardiente ni el marrasquino; que si, que si, que si, que si no bebe no pué cantar; que no, que no, que no, que solo bebe para olvidar. ¿Quién me compra este misterio, adivina, adivinanza: por quien sufre, por quien llora, por quien bebe la Parrala?”. Creo que muchos nos estamos sintiendo un poco la Parrala; los prohombres y las promujeres (esta palabra no existe en el diccionario de la Lengua española, pero habrá que ponerla) de este territorio, que ya no se como llamar, ni patria, ni matria, ni España, ni Iberia, ni Sefarad, ni Tarraco y Lusitania, discuten el lugar de nacimiento y se empeñan en que eso es muy importante, y deliran si es mejor este sitio o aquel, y por esa sinrazón de la naturaleza o lotería, son mas guapos/as, altos/as, listos/as, ricos/as, culés/ás, euskaldún/a, y a los demás que les den dos duros, perdón, dos euros, porque somos unos desgraciados; y como esto no hay quien lo aguante, nos echamos a la bebida ¿o no? Porque ya no se si debemos beber vino o aguardiente o marrasquino, cava o chacolí; no se si es para cantar con los ojos cerrados o para llorar. Adivina, adivinanza: ¿por quien sufre, por quien llora, por quien bebe la Parrala? No se si en el museo de arte oriental de Santo Tomas (deben ir a verlo) están las figuras de los tres monos sabios; tal vez no, pues las salas abiertas, preciosas, solamente han recogido lo concerniente a China, y la representación de los monos sabios es de la cultura japonesa, que algún día no muy lejano, también podremos ver en Santo Tomas. Diremos estos sabios monos (para no confundir con los monosabios taurinos, mozos que ayudan a los caballos de los picadores, que se quedaron con este nombre por vestir igual que unos monos de una cierta representación teatral, en rojo y azul) nos dicen con sus posturas: no ver, no oír, no hablar; y esta sabiduría es la que nos quieren trasmitir los que mandan, la de los monos sabios, y así todos tan felices y tan monos. Nota: El marrasquino es un licor que se hace o hacia, con la marasca, cerezas amargas que no son comestibles al natural, y con mucha azúcar, y no debe confundirse con las guindas o cerezas con aguardiente, que es otra cosa. Estas cerezas amargas que están intentando que traguemos, a lo peor nos las endulzan y nos hacen marrasquino, pero al no ser producto ecológico y artesano, sino una burda imitación, hecho en cocinas tenebrosas, pues que quiere que les diga, que no trago. Y no se, no se, si cava tampoco, porque me puede dar llorona.

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