lunes, 10 de diciembre de 2007

BLA, BLA, BLA, BLA

Ávila, 16 de agosto de 2005


¡Ay como me estiro! Pero que gustirrinin. Y ¿de que hablamos hoy? ¿de temas de actualidad? ¿de cosas varias? ¿de cosas de la catedral? ¿de cosas de Zapatero, de la Junta, del Ayuntamiento, del Obispo, de Moneo? Y que mas da, porque todo es bla, bla, bla. Cuidado que hablamos, o escribimos cantidad, ¿para que? Seguro que algunos viven de esto, que ya es un fin; otros lo harán o hacemos por distracción o como escape de otras cosas; tal vez porque se piense que se dicen cosas muy interesantes para que se enteren los demás; y algunos pocos, la verdad, mira que hablan y escriben bien, cosas preciosas o valiosas, no se si cobrando poco o mucho o nada, o solo por el placer de escribir o de hablar, porque tienen que sacarlo fuera de su alma y de su cabeza. Pero la mayoría es bla, bla, bla, bla.
Tertulias, cotarros, mesas redondas, simposios, conferencias, charlas, corrillos, casinos, academias, reuniones, congresos, reboticas (bueno, esto los de menos de cincuenta años ni les suena), coloquios, sobremesas, mítines, parlamentos con mayúscula y minúscula, cortes y senados, concilios; en la calle, en portales, en terrazas de los bares, en salones mas o menos impresionantes, con moqueta, con mármoles, con oropeles o con vulgares baldosas, y mas, y mas, y todo bla, bla, bla, bla. Y no me meto con las televisiones públicas, privadas y mediopensionistas, porque a esas hay que darlas de comer aparte, y más bla, bla, bla, bla. Editoriales, columnas de periódicos, revistas de todos los colores, folletos, propagandas quieras o no quieras, novelas, libros a granel (incluidas las memorias de todo pichichi, que seguro sirven para nivelar alguna mesa), y mas bla, bla, bla.
Pasando el otro día por el Grande, y entre las maquetas de San Pedro y la muralla ves nada mas y nada menos a los edificios de Moneo que te llenan los ojos y se salen, y me acordé, no se por que, de una anécdota que atribuyen al gran arquitecto norteamericano contemporáneo, ya fallecido, Frank Lloyd Wright, el diseñador del Museo Guggenheim de Nueva York, el genuino, pues los otros como el de Bilbao son simples sucursales. Admiro a Moneo en sus grandes obras y nunca he entendido porque vino a hacer esto a Ávila; pues bien, decía el maestro Wright: ”el médico entierra sus errores, pero el arquitecto solo puede recomendar que planten enredaderas”; y yo, razonando como un tonto, pensaba, enredaderas es difícil que se puedan plantar aquí, además los edificios son demasiado altos. Entonces ¿Qué hacemos? Pues nada, tomar buena ración de la pócima española, ajo y agua.
Y bla, bla, bla, venga a arreglar el mundo, el lejano o el mas cercano, pero todo queda en bla, bla, bla. Y esto ya lo decía muy clarito el apóstol Santiago, mas o menos, que a las palabras deben seguir las obras, porque solo palabras son un ruido de bla, bla, bla. Pero, ¿Qué le queda a un pobre si además se le quita la palabra? Pues habla, di, comenta, no te calles, señala errores, defectos, expón soluciones, pero escucha a otros, no a los que mas chillen su bla, bla, bla, piensa, razona, actúa si puedes, también habla de cosas buenas o intrascendentes. Hay temas que deberían ir a los juzgados, pero a veces se duda porque estos tampoco es que estén muy finos, y no sabes por donde te van a salir. Pues ¡vamos a hablar, hablar, hablar! aunque de aquí salga por reducción ese peyorativo bla, bla, bla, porque somos seres humanos y esa es nuestra gran diferencia con los animales (insisto, aunque lo digan los ministros/as, no se dice persona humana que tiene una connotación religiosa por aquello de la existencia a la vez de una persona divina, pero esto no viene a cuento ahora, bla, bla, bla).
Nadie hace caso a lo que se dice o habla, y los listos saben muy bien que los simples bla, bla, bla, se perderán en el tiempo y aquí no ha pasado nada. Y como decía la canción, también poco mas o menos, las palabras son aire y van al aire, las lágrimas son agua y van al mar, y solo quedara la palabra escrita, y en algún momento alguien husmeando en las hemerotecas se acordara de ti. Bla, bla, bla, bla.

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