Ávila, 19 de septiembre de 2005
En Ávila tenemos una calle con este nombre, que parte de la Plaza de Santa Ana, y termina al final del Paseo de San Roque, frente a la bajada a Santo Tomas por calle Madrigal de las Altas Torres. La mayoría seguramente ignore quien fue este personaje, que pudo ser un alcalde, un político, un militar, o un deportista autóctono, y que méritos hizo para que así se le reconozca. Les recuerdo que fue uno de los grandes juristas y hombre de leyes y de derecho de España, cuando España era España en todo el ancho mundo bajo la corona de los Reyes de Castilla y Aragón, los Reyes Católicos. Pero basta que se refiera a esta época, cuando Castilla era el centro del mundo, para que los periféricos peninsulares se sientan absurdamente empequeñecidos y ahora sean revanchistas y reclamen deudas históricas, sin saber los demás que les debemos; y mucho menos vayan a acordarse de ese personaje.
Este año se cumple el sexto centenario de su nacimiento en Arévalo, del gran compilador de las Leyes del reino de España. De vida longeva, pues murió a los noventa y cuatro años, por lo que dio tiempo a que se aprovecharan de su saber los reyes Juan II, Enrique IV y la gran reina Isabel I. Los juristas e historiadores saben el valor de su trabajo que puso en orden las leyes y el estado de derecho en el siglo XV, en los territorios hispánicos; suyas son las Ordenanzas Reales de Castilla (llamadas también Ordenamiento de Montalvo); y otras obras glosadas por él como el Fuero Real de España, o Las Siete Partidas
Por encontrarnos en plena euforia de las tres culturas, y en especial de lo que nos afecta de la presencia judía, trascribo unos datos encontrados por ahí, de una intervención como jurista en una disputa teológica y legal, sobre los Estatutos de Limpieza de Sangre, según los cuales se impedía a los conversos y a sus descendientes ocupar cargos en cualquier institución civil, militar o religiosa; hoy diríamos que eran racistas, pues dependían del origen de la persona y no de delito alguno. No podemos dejar de decir que a estos Estatutos se opusieron los Reyes y el Papa por ser discriminatorios, habiendo surgido de algunas instituciones religiosas y universitarias como estatutos particulares. Montalvo argumentaba que estos estatutos tendían a hacer infieles a los cristianos fieles cuando estos eran excluidos de puestos en la función pública o en la iglesia. Que los judíos y los gentiles eran igualmente culpables en la pasión de Cristo, unos por haberle acusado injustamente, los otros por haberle condenado. Que todo aquel que se ha bautizado en Cristo, se ha revestido en Cristo y ya no hay mas judío ni gentil.
Como es frecuentísimo nos llega recortado su nombre completo, pues hay tendencia a eliminar los apellidos corrientes y vulgares para dejar el mas original o menos conocido. Por ejemplo nuestro Berruguete del retablo de la catedral, se llamaba Pedro González Berruguete. Por no irnos tan lejos, a nuestro presidente del Gobierno José Luís Rodríguez Zapatero, muchos le llaman simplemente Zapatero, acordándose de su madre. Pues bien, el nombre completo de nuestro personaje era Alonso Díaz de Montalvo. De paso recuerdo al Ayuntamiento que la calle rotulada simplemente Málaga en Las Hervencias, como todas las de aquella zona donde se dio nombres de personajes conocidos abulenses, se puso en recuerdo del abogado polifacético y gran humanista Don Juan Gómez Málaga.
Ustedes seguramente saben, y si no se lo cuento yo que, apellidos corrientes y vulgares, como Pérez, García o Gómez, son de lo mas antiguo y no tienen que envidiar a ningún otro rimbombante, pues nada menos que tuvieron su origen al comienzo de los tiempos en el Paraíso terrenal, cuando a nuestros primeros padres, después de comer del árbol prohibido, les dijo Dios con su dedo acusador: Por Goméz de esa fruta, Pérezseras. Adán se lo tomó a broma, y riéndose contestó: ¡Ay que García me ha hecho!
Nombres y apellidos los dieron nuestros padres, igual que la vida; habrá cambios por motivos justificados o caprichosos, o que nos quieran reconocer de otra manera; pero a la verdad y a la historia no se las debe mutilar.
viernes, 14 de diciembre de 2007
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